Cuando uno piensa en emprender lo asocia con “ser empresario” y a menudo lo asociamos ser empresario con cursar un Master of Business Administration o MBA, es decir, una maestría en administración de negocios, pero nada más alejado de la realidad.
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El Master of Business Administration (MBA) es un posgrado que extiende tu conocimiento en la rama de los negocios y desarrolla tu perfil empresarial, enfocado principalmente en habilidades como el liderazgo, la organización, el análisis y la toma de decisiones, con el objetivo de poder enfrentar los retos de un mundo laboral competitivo.
Las escuelas de negocios recalcan que un graduado de la Maestría en Administración de Negocios busca el trabajo en equipo y demuestra oportunidades de crecimiento para lograr objetivos y superar retos en una empresa.
Hay varios motivos que desaconsejan la elección de un Master of Business Administration como la formación ideal de un emprendedor:
Lo anterior no es un alegato contra los MBAs. Simplemente creo que tienen su público y este “target” no es precisamente el de los emprendedores. Me gustaría citar a Javier Sánchez Álvarez quien en su libro “Conviértete en un profesional mejor, superior y diferente” dice:
“Si se junta un vendedor de diplomas con alguien que tan sólo desea un diploma, el resultado es la mediocridad”.
Si tienes carácter emprendedor es mucho mejor que recurras a algo más dinámico. Asocio emprender con pasar a la acción, algo desgraciadamente alejado de una formación oficial y donde los conocimientos pasan a un segundo plano frente a las competencias. Es muy diferente “saber” que “saber hacer”. Un diploma no equivale a una acreditación de tus competencias (en muchos casos, ni siquiera de tu conocimiento).
Este punto es muy importante. Como emprendedor, no persigues el ideal renacentista del máximo y más diverso saber. Lo que quieres es poseer un saber operativo que permita convertir tu visión en una iniciativa real.
Dos opciones sencillas de formación: la autoformación y la formación a medida. De acuerdo que no vas a tener un “lustroso” título bajo el brazo pero, como emprendedor, tienes fácil que te contraten al ser tú mismo el dueño ¿no?
Un buen libro o un módulo de 8h sobre cómo hacer un plan de negocio, aderezados con tu experiencia real, te van a resultar mucho más “prácticos” que cualquier posgrado.
Un ejemplo de autoformación real es el de Josh Kaufman, autor de “MBA personal”, un libro que resume su camino desde que empezó compartiendo una lista de los mejores libros de empresa que había leído en una web hasta acabar convirtiendo su propio libro en su negocio. Podríamos decir que la autoformación le llevó al emprendimiento. Te aconsejo su lectura, aunque es americano y como, mini-mba, conserva algunos de los inconvenientes ya citados, sin embargo, te recomiendo que profundices en los temas que presenta el libro, por ejemplo para la Generación de modelos de negocio o para la administración en general.
“Muchas Escuelas de Negocios no enseñan a dirigir negocios. Como consecuencia de sistemas educativos convencionales, no crean el auténtico conocimiento del learning by doing” – Roger Schank
Para ello, diseña un plan y revísalo permanentemente: identifica tus principales carencias (técnicas, emocionales, habilidades, etc.) y empieza a formarte de manera inmediata en las que te impiden avanzar hoy.
El aprendizaje es un proceso continuo pero también hay que pagar las facturas. Todo conocimiento que no pueda aplicarse al mundo real, a tu mundo real, no te servirá absolutamente para nada. Recuerda que el exceso de análisis conduce a la parálisis.
Desde el punto de vista financiero se habla de bootstrapping cuando nos referimos a iniciar un negocio que se pague a sí mismo. Es en cierto modo una concepción kaizen, de círculos concéntricos, de mejora continua y ampliación sucesiva del territorio.
Aplica lo mismo a tu formación. No esperes a “estar preparado” porque nunca vas a estar lo suficientemente preparado. ¡Da el salto!
Y luego, cuando tu idea haya salido del cascarón, se haya consolidado y tengas una “empresa”, si quieres, te apuntas en un MBA y así ampliar horizontes y conocimientos. O quién sabe, quizá te llamen para que seas el profesor.